Comentario
Capítulo CXVIII
Que trata de cómo sabido en la Imperial del suceso e muerte del gobernador se hizo saber a Francisco de Villagran
En este tiempo andaba Francisco de Villagran en el lago de Valdivia como tengo dicho, visitando aquella provincia, trayendo de paz aquellos naturales para poblar una ciudad. Sabido en la Imperial el suceso acontecido por los siete que se escaparon, despachó Pedro de Villagran cuatro de a caballo a hacerle saber el suceso y alteración de los naturales. Y llegado los cuatro de a caballo y entendido por Francisco de Villagran, se vino a la ciudad de Valdivia y llegado, fue el Cabildo a él, e le recibió por capitán general y justicia mayor, para que los tuviese debajo de su amparo.
E dejó el recaudo que convenía en aquella ciudad y se partió para la imperial. Y llegado, el Cabildo fue a él y le dijeron que convenía al servicio de Dios y de Su Majestad los tomase debajo de su amparo, para que los tuviese en justicia, y que para esto le querían recebir y recibieron por capitán general y justicia mayor. Y también lo recibió el Cabildo de Villarrica, que con el alteramiento, antes que Francisco de Villagran viniese a la Imperial, se habían despoblado e se habían recogido en la ciudad Imperial. Y también se habían recogido en ella otra villa que el gobernador había fundado, que se decía los Confines, como adelante diré de ella, porque los vecinos que allí eran sacados de la ciudad imperial e de la ciudad de la Concepción, e con el alzamiento de los indios, los vecinos que habían salido de la ciudad Imperial se volvieron a ella e los de la ciudad se recogieron a la Concepción, y de los que se hallaron en la Imperial de esta villa, recibieron a Francisco de Villagran como los demás cabildos.
Y recebido Francisco de Villagran por todos estos cabildos como tengo dicho, enviaba caudillos por todas partes a requerir los indios no se alterasen los que no se habían alterado. Y los indios que tomaban estos caudillos los traían a Francisco de Villagran, los cuales le decían que también habían llevado la ciudad de la Concepción y muertos todos los españoles. E informado el general de esto que los indios decían y creyendo que podría ser, acordó de ir a visitarla y saber si era verdad. Y antes que saliese fortaleció la ciudad Imperial y dejó por su teniente a Pedro de Villagran. Y dejando el recaudo que convenía, tomó cincuenta de a caballo para ir a la ciudad de la Concepción. Envió a decir a los navíos que habían vuelto del estrecho se viniesen al puerto de la Concepción, porque él se partía para allá.
Llegó el general Francisco de Villagran a la ciudad de la Concepción a veintiséis de enero del año de mil y quinientos y cincuenta y cuatro años, y el Cabildo de la ciudad lo recibió como los demás cabildos lo habían hecho. Y luego hizo copia de la gente que había y mandó aderezar diez piezas de artillería que había y todos los arcabuces, y despachó al capitán Diego Maldonado y a Joan Gómez a la ciudad de Santiago y despachos para el cabildo de ella, para que los recibiesen como las demás ciudades y cabildos lo habían hecho, porque convenía para la pacificación de la tierra y servicio de Su Majestad.
Llegados estos dos mensajeros a la ciudad de Santiago y dados los despachos al Cabildo de ella, le respondieron que no había lugar porque habían recebido por general a Rodrigo de Quiroga que estaba por teniente del gobernador, a causa que tenían por nueva de que arriba no había españoles, que todos los habían muerto los indios, y que para reparo de esta ciudad le habían recebido.
Y vuelto los mensajeros, e sabido por Francisco de Villagran la respuesta que el Cabildo de Santiago le enviaba, y que no le quería recebir, se apercibió para ir a pacificar la tierra y castigar a los naturales.